martes, enero 17, 2006

Nadie sabrá que alguna vez existí.




“El futuro llega muy pronto y en el orden equivocado” – Alvin Toffler

La humanidad se desvanecerá en el tiempo al no quedar registro alguno de su existencia. Los avances tecnológicos hipnotizan con la falsa idea del registro eterno cuando al cambiar la plataforma millones de archivos y documentos dejan de existir.
Hoy el cine hecho a base de fotogramas en celuloide que puede ser visto con un proyector o simplemente a contraluz - además de que un negativo (o positivo) de cine puede durar más de 100 años – está siendo desplazado por el video digital, ceros y unos plasmados en una cinta magnética cuyo formato cambia en menos de dos años y cuya reproducción es imposible sin un artefacto decodificador. ¿Qué pasó con Betamax, Hi8 y VHS? Se desvanecieron junto con todo lo registrado en dicho formato – tomando en cuenta que un video tape tiene una vida útil de menos de 30 años - ¿Qué hubiera pasado si Aristóteles hubiera dejado toda su sabiduría en un Betamax?

Que decir de la música, un acetato o vinyl puede ser escuchado simplemente con una aguja, es un registro físico, tangible, del sonido que ahí ha sido grabado, si alguien encontrara un vinyl en 100 o 200 años, en buen estado, podría hallar fácilmente la forma de reproducirlo y conocer la música de nuestro tiempo, sin embargo el casete, luego el CD y ahora los mp3 hacen imposible la perpetuidad del arte más sublime. Una colección de Mp3 puede desaparecer por completo en segundos – son simplemente ceros y unos – al igual que los registros del gobierno, las fotografías digitales o cualquier información almacenada únicamente en una computadora.

Me asusta darme cuenta de que todo parece un plan silencioso para hacer desaparecer, en un segundo, a la humanidad por completo – el mismo papel en el que hoy se publica esta columna dejará de ser legible en menos de 10 años –. Imaginemos que esto ya ha sucedido, que han habido civilizaciones anteriores a la nuestra que han logrado los avances tecnológicos necesarios para desaparecer sin dejar huella mientras que los pueblos restantes – aprendiendo del error de los otros – escribían en piedra con tintes duraderos y utilizando símbolos con la intención de que fueran fácilmente descifrados en un futuro. Que tal si pensamos que no es prehistoria, es conocimiento, es una advertencia del terror del olvido histórico.

¿Qué registro actual y moderno está creado para durar por siempre o lo suficiente para llegar a ser un elemento de historia antigua? Ninguno.
Hemos creado monstruos de olvido, todos seremos cómplices de la desaparición de la raza humana y su historia. Si un virus infectara todas las computadoras conectadas a internet quedaría muy poco de lo que somos como sociedad, nuestros documentos y recuerdos, junto con los llamados “respaldos” que son igual de vulnerables y dependientes del decodificador.
Hoy en día somos altamente vulnerables a un Apocalipsis Informático, nuestro dinero en su gran mayoría se encuentra flotando en cuentas bancarias como una simple cifra en una pantalla, casi nadie tiene una bóveda con oro o dinero en efectivo, lo que somos está capturado en una computadora. La tercera guerra mundial será una destrucción informática, países enteros imposibilitados a funcionar por la dependencia tecnológica que cada vez es más evidente.
No viviremos por siempre y algún día seremos el pasado borroso de otra civilización y si la vida se sigue digitalizando, al paso que vamos no habrá nada que heredar como cultura, ni siquiera los horrendos errores cometidos y la música que hoy se escucha.

“La tecnología es un regalo de Dios. Tras el regalo de la vida es posiblemente el mayor regalo de Dios. Es la madre de la civilización, del arte y las ciencias”. - Freeman Dyson

Pablo Zacarías
Texto publicado el Sábado 14 de Enero en la columna Territorio Sonoro del Universal

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